miércoles, 18 de noviembre de 2015

LA REGIÓN CARIBE DEBE EXIGIR TARIFAS ELÉCTRICAS DIFERENCIALES POR EL CLIMA

En países como México, por ejemplo, la tarifa se calcula diferente para los que viven en el clima templado del Distrito Federal y para los que viven en el calor sofocante de Sinaloa.

Por: Jairo García Oñoro

Por estos días se discute con fuerza la resolución del Gobierno Nacional que incrementará el precio del kilovatio de energía en todo el país y en consecuencia, golpeará el bolsillo de los consumidores. En la región Caribe esto se sumará al incremento ya realizado hace tres meses del 15% por parte de Electicaribe y al que viene, del 7.5% en las facturas de noviembre.

El Ministro de Minas y Energía ha entregado declaraciones en todos los medios explicando unas razones técnicas que al final no le dicen nada al ciudadano del común a quien lo único que le interesa es, con toda razón, no ver afectada su economía familiar y personal.

Y si bien muchos de sus argumentos pueden ser lógicos y aceptables, lo cierto es que en este tema también hay que considerar unas decisiones de tipo político de las que nadie está hablando. Por ejemplo y sin ánimo de entrar a defender posiciones ideológicas obsoletas, parte de la responsabilidad en este tema radica en la decisión de entregarle la prestación de servicios esenciales en la región Caribe a capitales privados.

Es irrefutable que la única lógica que sirve de motor a la inversión privada es la generación de utilidades, ganancias y rentabilidad. Por su parte cuando los servicios son prestados por el Estado, su única lógica debe ser la de la rentabilidad social y todas las utilidades deben ser reinvertidas. No es lo mismo que una parte de lo que se paga en la factura deba destinarse a engrosar el patrimonio personal de los socios, a que TODO lo que se facture se tenga que destinar a la reinversión dentro de la misma empresa creando un círculo virtuoso. Ya ha demostrado la EPM  en Medellín que sí se puede ser una empresa pública eficiente y eficaz. 

Por otro lado, es cierto que necesitamos incentivar la cultura de ahorro de los recursos hídricos de los que depende la generación de energía. Pero ¿por qué ninguno de nuestros líderes políticos  impulsa medidas de fondo, como por ejemplo, exigir tarifas diferenciales por el clima?

No es descabellado. En países como México, por ejemplo, la tarifa se calcula diferente para los que viven en el clima templado del Distrito Federal y para los que viven en el calor sofocante de Sinaloa. E incluso, en el mismo México y en otros países, existen tarifas especiales reducidas de verano (mayo a octubre) para, dentro de ciertos límites de kilovatios a consumir, permitirles a sus ciudadanos utilizar aires acondicionados y abanicos para mitigar el calor incrementando su calidad de vida, sin pensar que se van a arruinar cuando llegue la factura de energía.

Y por último, en Colombia todas las medidas de choque terminan convertidas en medidas permanentes (el 4 X mil para salvar al sector financiero ya lleva más de 15 años). ¿Será que cuando venga la niña y los embalses se rebosen, nos devolverán lo que nos van a cobrar extra ahora?

¿Será que lograremos que no se repita con las generadoras de energía y prestadoras del servicio lo que se hizo con la crisis del sector financiero, que se socializaron las pérdidas pero se privatizaron las ganancias?


martes, 3 de noviembre de 2015

SEQUÍA; MÁS VALE PREVENIR QUE LAMENTAR

Al menos 26 incendios permanecen activos en los departamentos de Boyacá, Cundinamarca, Magdalena, Tolima y Valle, y los embalses que distribuyen agua y energía están en niveles del 70%.


Por: Ana Lucia Duarte

Como es bien sabido el planeta Tierra debe estar en equilibrio para no generar alteraciones en sus sistemas,  por ejemplo debe existir un equilibrio energético entre la cantidad de energía recibida por el sol y la cantidad de radiación emitida desde la superficie terrestre, cualquier cambio que se genere puede ocasionar variaciones en el sistema climático.

En los últimos años se han registrado cambios que se han intensificado debido a la vulnerabilidad de ciertas regiones frente a fenómenos naturales (como el del niño y la niña) y el impacto de las actividades humanas, trayendo consecuencias en los medios físico-natural y socioeconómicos, tales como incendios forestales, bajos niveles de lluvia, reducción  de la oferta agrícola  y su impacto sobre los precios de los alimentos, reducción de la pesca marítima, reducción en los volúmenes de carga transportada por ríos, aumento de enfermedades tropicales, afectaciones en el sector ganadero, entre otras. Por lo que se hace necesario la implementación de estrategias y planes de contingencia que ayuden a mitigar los efectos.

Colombia es un claro ejemplo de la variabilidad del clima, sequías intensas en épocas inesperadas y lluvias más fuertes y prolongadas cuando se anuncia tiempo seco. Dependiendo de la intensidad con la que se presentan los fenómenos, otros efectos pueden aparecer.

Lo cierto es que a pesar que los pronósticos climáticos y estudios de la dinámica atmosférica se están llevando a cabo y se dan a conocer por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales IDEAM, las medidas de prevención y mitigación no se han desarrollado de la manera adecuada. Por ejemplo, cuando hubo una alarma en el 2014 de la aparición del fenómeno climático que nunca se presentó y que este año efectivamente sí llegó, no se activaron los planes de contingencia y hoy día la crisis es preocupante, al menos 26 incendios permanecen activos en los departamentos de Boyacá, Cundinamarca, Magdalena, Tolima y Valle, y los embalses que distribuyen agua y energía están en niveles del 70%.


Las proyecciones anunciadas en Septiembre por el Centro de Previsión del Clima (CPC) de Estados unidos, afirman que el fenómeno climatológico del niño durará hasta la primavera boreal de 2016 y podría ser uno de los más intensos de la historia, razón por la cual el Ministro de Vivienda y Agua Potable, Luis Felipe Henao, anunció medidas sancionatorias para quienes derrochen agua.


Aunque no podemos tener control de las condiciones climáticas y sus variaciones, jugamos un rol importante en la ejecución de los planes de contingencia, dando prioridad a las zonas más susceptibles, con el fin de evitar emergencias y pérdidas como las que se han presentado en el 2015.