viernes, 1 de noviembre de 2019

BARRANQUILLA HACIA LA SUSTENTABILIDAD AMBIENTAL: ¿Cómo y Por qué sembrar árboles en la ciudad?


La siembra de árboles es clave para fortalecer la sustentabilidad ambiental de un territorio y no debería ser tarea exclusiva de los gobiernos. Plantar un árbol es una acción efectiva que puede ser ejecutada por ONGs, universidades, empresas o cualquier barranquillero que desea contribuir hacia una ciudad que busca adaptarse a los efectos del cambio climático.

Adicionalmente tenemos el reto de cumplir con los nueve metros cuadrados por habitantes de zonas verdes que sugiere la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, los proyectos de siembra deben desarrollarse entendiendo los contextos de la ciudad y procurando sembrar especies nativas o adaptadas que ayuden a cumplir con el importante objetivo de proteger nuestros ecosistemas urbanos y al mismo tiempo busquen reducir el estrés que provoca el calor propio de una ciudad como Barranquilla.

Para Amín Ariza Donado, reconocido ambientalista y director del Programa Técnico de Sustentabilidad Ambiental de la Escuela Dr. Amin Ariza, entre las especies adecuadas para sembrar en Barranquilla se encuentran el Roble Morado, Roble Amarillo, Olivo Verde o Bonga, así como aquellos que han sido adaptados como el Mango y Almendro.

"Hay un error frecuente en programas de siembra en entidades públicas o de responsabilidad empresarial en el sector privado y es la distancia de siembra entre árboles o la profundidad adecuada", explicó el experto.

El investigador explicó que las raíces de los árboles deben crecer de manera vertical y esto se consigue construyendo pequeños tanques a 50 centímetros de profundidad y con arena negra a metro y medio de profundidad. De lo contrario se presentarán daños en las estructuras de terrazas, tuberías, patios y andenes.

Por otro lado las acciones de  siembra son oportunidades de emprendimiento verde para jóvenes que promueven la defensa del planeta y una manera en que las empresas compensen su huella de carbono  y fortalezcan sus programas de responsabilidad ambiental.



jueves, 26 de septiembre de 2019




¿LIMPIAR PLAYAS ES UNA SOLUCIÓN PARA EL PROBLEMA DE BASURAS QUE ENFRENTA EL PLANETA?


Por: Jennifer Chaín Granados

Desde muy temprano con saco en mano, guantes, tapabocas y llenos de energía la Fundación Ambiental para el Desarrollo Sostenible – FUNAD se unió a más de 50 voluntarios  que llegaron a las playas de puerto Colombia en las inmediaciones de la Ciénaga de Balboa dispuestos a contribuir con el problema de contaminación de basuras que afronta nuestra región.

Grupo de voluntarios que participaron en la jornada de limpieza realizada el 21 de septiembre del 2019 en las Playas de Puerto Colombia en el marco del día mundial de la limpieza.

A medida que transcurría la jornada, enmarcada en el día mundial de la  limpieza, empezó a llover, sin embargo no hubo lluvia o calor que detuviera la voluntad de las personas para ayudar a mejorar las condiciones ambientales de este espacio que es de carácter turístico y la base económica de muchas familias del sector.  Saco tras saco aumentaban las sonrisas, las conversaciones entre desconocidos intercambiando  ideas sobre cómo ayudar al ambiente, las fotos de los residuos más absurdos que nunca imaginamos encontrar y poco a poco recolectamos más de una tonelada de basura.

Con el paso de las horas, la lluvia incrementó y tocó buscar refugio esperando que disminuyera un poco para continuar con la labor. Cuando el aguacero por fin cesó y volvimos a salir a la playa, un sentimiento de tristeza se apoderó por unos segundos al ver que las zonas que acabábamos de limpiar hace solo un par de horas se encontraban iguales o incluso más sucias de cuando llegamos. Fue en ese momento donde se piensa si este tipo de acciones son la mejor solución para abordar los problemas de contaminación que está destruyendo ríos y playas y que amenaza cada día la vida de millones de especies que habitan estos ecosistemas.

Mismo punto con la limpieza y después de la lluvia.

Hay muchas personas que argumentan que este tipo de actividades no sirve de nada si no atacamos el problema de raíz. Pero ¿Dónde está la raíz de esta contaminación? Claramente la respuesta se encuentra aguas arriba del río Magdalena. Este río que ocupa el 24% de nuestro territorio y alberga en su cuenca casi el 80% de la población colombiana nace en el Departamento del Huila y en su recorrido va recibiendo y transportando la basura y vertimientos de millones de personas hasta la desembocadura al Mar Caribe. Es en ese punto donde todos estos residuos llegan a las playas de nuestra región, contaminándolas a niveles cada vez más críticos.

Entonces ¿Cómo atacamos el problema? No hay una respuesta única pero si existen muchas acciones que se pueden hacer para minimizar el impacto tales como: reducir el uso de plásticos innecesarios, reciclar, diseñar productos más amigables con el ambiente, multar a los que contaminen, realizar una mejor vigilancia para identificar posibles vertimientos ilegales, realizar proyectos investigativos que nos den mayor información sobre el tipo de basura, su origen y formular nuevas acciones para atacarlo, pero sobretodo debemos crear conciencia de esta problemática y educarnos para realizar mejores prácticas en la compra, uso y disposición final de los productos que utilizamos día a día.

Lo que encontramos en las playas son las bolsas plásticas que decidimos usar cuando se nos olvidó cargar la bolsa de tela, la botella de agua que compramos porque nos da pereza cargar un termo de nuestras casas, la basura que tiramos a los arroyos porque el camión no pasa hoy y no quiero que huela feo mi cocina, la ropa vieja que preferí  botar antes de reusar de alguna manera creativa, los millones de plásticos de solo un uso que duran segundos en nuestras manos y cientos de años en nuestros océanos. Todos somos responsables de esta problemática y está en nuestras manos generar un cambio.

Las limpiezas de playas no son la única solución para los problemas de contaminación, pero sí ayudan a educar a los voluntarios evidenciando la gravedad de la situación, siendo más empáticos con la urgencia de tomar acciones para mejorar las condiciones ambientales y replicando el mensaje de auxilio que la madre tierra nos está enviando cada día con mayor claridad.